Predicación Cultos 2015 - Dia Quinto

Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

 Domingo 11 de octubre: 
XXVIII domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

Beato Ángelico, Cristo predicando a los Apostoles
Convento de San Marcos, Florencia.


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Marcos. 10, 17-27

Se ponía ya en camino cuando a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: “Maestro bueno, qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falsos testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.” El, entonces, le dijo: ”Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.” Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: “Una cosa te hace falta: anda, cuánto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme. “Pero difícil, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: “Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: “Hijos, que difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”. Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: “Y quién se podrá salvar?” Jesús, mirándolos fijamente, dice: “Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.”

El Evangelio del día de hoy nos remite a la liturgia del vigésimo octavo domingo del Tiempo Ordinario. La lectura del evangelio de este domingo nos presenta una 16 escena, creo que de todos muy conocida: el joven rico. A este joven lo distingue el verbo «acumular»: riquezas, reconocimientos, merecimientos etc. Su riqueza lo convierte en constructor de una sociedad injusta. Por su parte, Jesús le propone un cambio: optar por otro verbo, que es «compartir». Jesús le plantea que comparta su vida con él, es decir, ser discípulo suyo; y su riqueza con los que más lo necesitan: los pobres.

La postura de Jesús es clara y rotunda: hay que dejar de ser egoístas y no mirar a los demás solo en función de sus propios intereses; y por el contrario, atrevernos a comenzar una vida más solidaria, transparente y de amistad sincera. El fin de nuestra vida no es hacer dinero y conseguir éxito para lograr un bienestar personal. El fin de la vida es que seamos constructores de una humanidad en la que predomine un nosotros muy amplio, con vistas a un camino común hacia el sentido y la felicidad.

El querer tener, poseer, acumular, creo que es una enfermedad. Pone en evidencia una irregularidad en la persona que poco a poco puede arruinarnos la existencia, quitándonos la libertad y la alegría de la vida. Y esto se irá agravando en la medida en que pongamos como objetivo primordial el tener, con lo que esto pueda conllevar. El informe médico que se podría extraer sería este: individuo que ha reducido el sentido de su vida a que sea reconocido y admirado por su dinero, posición social, por el aplauso o el nivel de vida que se puede permitir. Y el diagnóstico: narcisismo; no tiene cura. El joven del evangelio se marchó disgustado; aunque cumplía fielmente con lo establecido, estaba enfermo, ya que su ambición por el tener le había quitado la libertad y la sabiduría del corazón. No comprendió que el seguimiento de Jesús trae consigo otra manera de ver la vida desde la libertad y la generosidad. El Evangelio de hoy nos quiere trasmitir que Aprendamos a vivir con lo necesario: ¿Por qué? Pues porque seguro que tendríamos menos problemas, estaríamos más atentos a los necesitados, viviríamos con más libertad y lo más importante: seríamos más humanos, todo tendría más sentido y por supuesto habría felicidad.

Pero hay un dato en el texto del Evangelio de hoy que quiero destacar en el marco de nuestros cultos a la Santísima Virgen del Rosario. El texto nos dice al comienzo que Jesús salió al camino. Esto nos remite a que Jesús estaba en contacto con la realidad. Nosotros, mañana, saldremos al camino; saldremos a las calles de esta preciosa ciudad acompañando a la imagen de María, pero: ¿con qué finalidad?

Es evidente que mañana llevaremos a cabo una expresión que es vital y alma de la cultura de esta tierra. Pero nuestra salida al camino en el día de mañana tiene que tener el fin de ser un verdadero anuncio de Jesucristo. Tiene que ser una catequesis que, quedándose en la retina de quienes la vean, se pueda convertir en pregunta renovadora. Porque de esa forma se podrá mirar nuestra manifestación de mañana no solo con ojos de artista o de sociólogo, o de simple curiosidad: también se podrá mirar desde la fe. Si este fin se consigue será, a partir de ahí, el amor, el consuelo y la esperanza los que puedan renacer desde los rescoldos de nuestra memoria por medio de esa mirada.

Estoy totalmente convencido que para evangelizar a un pueblo hay que caminar con él, es decir, salir al camino como hace Jesús en el Evangelio de hoy. Se trata de llevar a cabo la ley de la Encarnación donde se desciende a lo profundo de lo humano para que sea asumido y, por consiguiente, salvado. Salir mañana con la Señora del Rosario por nuestras calles muestra la riqueza de los valores que este pueblo manifiesta con sus ejercicios de piedad. Debemos comprender la fe que expresan esos actos y compartir la fuerza que llevan consigo. Pero también nuestra salida al camino tiene que mostrar diálogo, tolerancia y respeto; gestos de fraternidad y escucha respetuosa para con todos. Porque si lo hacemos desde una postura intransigente, de ruptura y de forma impositiva, nos podríamos convertir en el joven rico del Evangelio y, por consiguiente, flaco favor le estaríamos haciendo a los valores evangélicos que el Rosario pretende defender y manifestar.

Nuestro mensaje de mañana por las calles de esta ciudad tiene que ser ofertar la posibilidad de entrar en comunión con Dios-Padre y la gracia de la salvación y liberación. Nuestro mensaje de mañana por las calles de esta ciudad, tiene que ser que queremos escuchar heridas y sanar errores. Que queremos bendecir ilusiones, corregir engaños, acompañar soledades y levantar pobrezas. En definitiva, nuestro mensaje de mañana por las calles de esta ciudad debe ser, que queremos proponer que miren a la Señora del Rosario porque junto a ella queremos alentar, apoyar y sostener a quien lo necesite.

Me van a permitir ustedes que en el día de hoy termine mi reflexión dirigiéndome a ella, la Señora del Rosario, en forma de plegaria:


Señora del Rosario: tú mejor que nadie sabes quiénes somos y lo que somos. Hoy, aquí, ante tu altar, queremos unir nuestros corazones al tuyo para decirte: acógenos, bendícenos, danos paz en un mundo que tiembla a causa de guerras, armas brutales y gente impasible. Haznos, Madre, solidarios en un mundo que necesita abrazos, caricias, ternura. Haznos testigos y predicadores de la verdad del Evangelio de tu hijo Jesús. Queremos, junto a ti, contemplar los misterios de la vida de tu hijo Jesucristo que se hizo solidario con y por nosotros, con el afligido y el desamparado. Señora del Rosario, Madre de toda la humanidad, que llegue tu mirada a todos. Que nadie quede excluido, porque ¡¡ERES MADRE!! 
Que se borren, Señora, las señales de maldad en este nuestro mundo y sea la ternura la que nazca, porque eres abogada e intercesora nuestra, madre de misericordia. Señora, Madre del Divino Amor, en esta Granada del Rosario y en estos días del rosario de Granada, oriéntanos hacia Jesús, el misericordioso por excelencia, el rostro humano de Dios. Él que es “rico en misericordia” por los siglos de los siglos. Amén.




Predicación Primer Día - Misterios Gozosos

Predicación Segundo Día - Misterios Luminosos

Predicación Tercer Día - Misterios Dolorosos

Predicación Cuarto Día - Misterios Gloriosos


Predicación Cultos 2015 - Cuarto día

Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

Sábado 10 de octubre: 
“LA VIRGEN MARÍA EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR”.

Beato Ángelico - Nolli me tangere
Convento de San Marcos - Florencia

Misterios de Gloria


EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 1-10

“En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
–«Vosotras, no temáis; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado.
No está aquí. Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis." Mirad, os lo he anunciado.»
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
–«Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
–«No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»”

El Evangelio que hemos proclamado hoy, nos acerca a que contemplemos y meditemos los Misterios de gloria. Contemplar estos misterios nos lleva a comprender que el amor vence a la muerte. Con la resurrección y ascensión de Jesús, se nos da pie para que con nuestra forma de vivir, manifestemos que nuestro futuro ya está habitado por un amor gratuito que nunca falla; y el Espíritu se encargará de hacernos sentir que todo es derroche de amor de Dios para con nosotros. Y en esta meditación de gloria, los últimos misterios del Rosario nos muestran la “nueva vida de María” y cómo asume el “reinado de Dios” como opción definitiva de su Hijo. Porque meditar y contemplar los misterios que nos hablan de gloria, es meditar sobre la esperanza que dinamiza la historia, nuestra historia.

Los misterios gloriosos nos tienen que invitar a contemplar la experiencia de lo nuevo que nos trae la resurrección. Porque la resurrección siempre es en nuestra experiencia algo nuevo. Lo viejo termina, caduca, no porque sea viejo, sino porque ya no sirve. Aquí lo viejo no es lo que tiene más edad, sino lo obsoleto, lo que no nos permite ya crecer, lo que nos ata, lo que nos encadena. La resurrección es también frescor, vitalidad. Frente a todo lo que mata, frente todo aquello que nos arrebata la luz y la vida, la resurrección significa luz y vida nueva en abundancia.

En muchos ámbitos de nuestra vida ocurre que, a veces, estamos por inercia sujetos a determinadas conductas o modos de pensar y comportarnos, que no ayudan a que nuestro mundo sea un mundo mejor para todos. Nuestro sistema económico global, sustentado en nuestras costumbres consumistas, genera en el mundo una gran desigualdad. Jamás el planeta tierra conoció tantos millones de personas hambrientas. A pesar de todo lo que hemos avanzado, acudimos con facilidad a la guerra para solucionar nuestros problemas. El consumo energético desmesurado parece hablarnos de una situación que será difícil de sostener durante mucho tiempo. No sabemos aún cuáles serán las repercusiones del calentamiento global que el ser humano está generando pero, si no se toman medidas cuanto antes, los augurios no son nada buenos. Invito a leer con detenimiento la encíclica Laudato si’ del papa Francisco, donde profundiza sobre todos estos aspectos. También muchas cosas dentro de nuestra Iglesia parecen a veces esclerotizadas. La situación de la mujer sigue siendo vergonzosa (hay lugares donde está peor, ciertamente) y a veces uno no ve sino gestos duros, caras largas, palabras de condena, amenazas y rivalidad entre posturas desde diferentes dignidades mitradas, como ocurre en el actual Sínodo.

Meditar los misterios de gloria nos tienen que remitir a Creer en la resurrección, experimentarla. Pero también a trabajar conforme al futuro que en ella se nos muestra. La resurrección indica que la manera en la que Jesús de Nazaret se enfrentaba a la vida es la manera de conseguir un mundo mejor… ¡¡para todos!! Nuestra obligación como cristianos es trabajar para que surja lo nuevo, para que la vida nueva se abra camino en todas las circunstancias, sociales y personales, de todo el mundo. La resurrección nos enseña que el destino del ser humano es la felicidad. Sabiendo que al fin la victoria es nuestra, sabiendo que el mal y la muerte no tienen la última palabra. Por eso tenemos que arriesgarnos, hemos de salir a la calle, asomarnos a la ventana, tenemos que ver lo que ocurre… y romper esquemas si es preciso ¿Qué impide que ahora mismo creemos un mundo más justo? ¿Por qué no estiramos la mano e intentamos tocar la gloria?

Meditar los misterios de gloria es percatarnos de que Cuando somos capaces de crear algo nuevo y sugerente, algo que transforma la realidad en una realidad mejor, más justa, más bella, entonces, hemos experimentado la resurrección. Cuando nos libramos de las cadenas que nos atan a nosotros mismos, a nuestro terruño, a nuestros intereses, caprichos y demás; cuando salimos hacia el otro y lo consideramos en su dignidad, hemos experimentado la resurrección. Cuando compartimos vida porque la damos y no la guardamos solamente para nosotros, entonces, hemos experimentado la resurrección. Cuando creamos estructuras sociales más justas, menos violentas, donde cada vez hay menos opresores y oprimidos y más hermanos, entonces, hemos experimentado la resurrección. Cuando conseguimos mantener una relación respetuosa con la naturaleza, sabiendo ver en ella no solamente aquello útil que necesitamos para sobrevivir, sino además un don espiritual de belleza inagotable, entonces, hemos experimentado la resurrección.

Meditar los misterios de gloria también nos tiene que llevar a La experiencia del Espíritu; que no es una experiencia al margen del mundo ni de lo cotidiano. La experiencia del Espíritu, la experiencia religiosa, es propiamente la densidad profunda de la existencia. Es el corazón y la fuente de la conciencia, la luz de la que emana toda otra luz. Meditar con la oración del rosario la experiencia del Espíritu, nos hará contemplar que cada partícula del universo es un pálido reflejo del esplendor y la gloria divinos. Gracias a la experiencia del Espíritu cada átomo de la creación es para nosotros una zarza ardiendo.

Los misterios gloriosos nos muestran que por el Espíritu experimentamos que somos inmortales, que a pesar de que la figura del mundo presente termina, estamos llamados, todos y cada uno de nosotros, a una forma de existencia de una riqueza inagotable, de una alegría indescriptible. Fuimos creados para la luz indeficiente y la 15 transparencia del amor, y cuando las sombras y oscuridades de este mundo cesen, entonces, la alegría que aquí ha comenzado, allí llegará a plenitud, tal y como le ha ocurrido a la madre de Jesús, María la virgen. Vivamos desde el espíritu, o mejor, dejemos que sea el Espíritu el que viva en nosotros: esta es la fuente de la alegría que nadie nos podrá arrebatar. La vida que nadie jamás, ¡¡jamás!! nos podrá arrebatar.


Recemos el rosario y contemplemos los misterios de gloria, y junto con María, la Señora de los misterios gloriosos, experimentemos que Dios hace triunfar la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira y los abusos. Que nuestra Iglesia tiene la fuerza del Resucitado y la sostiene el Espíritu Santo. Que Jesucristo sigue vivo en nuestras comunidades, que sigue con nosotros y entre nosotros curando, perdonando, acogiendo… salvando.





Predicación Cultos 2015 - Tercer día


Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

Viernes 9 de octubre:
“LA VIRGEN MARÍA JUNTO A LA CRUZ DEL SEÑOR”.

Beato Ángelico - Cruxificción
Convento de San Marcos, Florencia.

Misterios de Dolor


EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27.
“En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
— Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: 
— Ahí tienes a tu madre. 
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. "

Seguimos desgranando las cuentas del Rosario. Y para ello, el Evangelio que hemos proclamado hoy nos remite a los misterios dolorosos. Estos misterios nos presentan e   invitan a meditar sobre el dolor, la enfermedad, la separación… aspectos nada tolerados en nuestra vida. Y es que meditar estos misterios del rosario ante la cruz puede que nos haga percibir una fuerza misteriosa de unión que relata el evangelista Juan: cuando sea levantado en alto atraeré a todos hacia mí (Jn 12,32).

Meditar el momento de Getsemaní nos remite a miedo, tristeza en el alma hasta la muerte. El querer que se aparte el cáliz es señal de necesidad de compañía. Mientras otros duermen, Jesús acepta el pecado del ser humano; acepta que él es el que tiene que redimir. Pero no redime por morir ni por sufrir más o menos. Los misterios dolorosos nos tienen que llevar a contemplar que Jesucristo, en la oración del huerto, acepta redimir el pecado de toda la humanidad, haciéndolo suyo.

Y es que los misterios dolorosos tienen que hacer que fijemos nuestra mirada en el árbol de la cruz. Meditar sobre el flagelo, las espinas y cargar con el madero, nos tienen que adentrar en una meditación contemplativa sobre la cruz. Porque en ella, en la cruz, Jesucristo lanzó el grito de perdón más grande ocurrido en la historia. Tal vez no seríamos capaces de soportar el relato de la pasión de Cristo, de no comenzar por el perdón. Antes siquiera de haber pecado, somos perdonados. No tenemos que ganárnoslo. Ni siquiera tenemos que decir “lo siento”. El perdón está ahí, esperándonos.

Meditar los misterios dolorosos nos tiene que hacer ver que un Dios crucificado constituye una revolución y un escándalo que nos obliga a cuestionar todas las ideas que los seres humanos nos hacemos de la divinidad. Porque contemplar la cruz, meditar sobre la cruz, nos muestra que este Dios crucificado no permite una fe frívola, egoísta y centrada en nuestros caprichos estéticos. Este Dios nos pone mirando hacia el sufrimiento y el abandono de tantas víctimas de la injusticia y de las desgracias.

Esa cruz que contemplamos en los misterios dolorosos nos recuerda que Dios sufre con nosotros. Porque a Dios le duele que un niño yazca muerto en la orilla de una playa. A Dios le duele y sufre ¡¡mucho!! cuando seres humanos salen de su hogar en busca de un futuro incierto. No sabemos explicarnos la raíz última de tanto mal. Y, aunque supiéramos, no nos serviría de mucho. Solo sabemos que Dios sufre con nosotros y, por ello, no estamos solos.

Meditar los misterios dolorosos nos tiene que cuestionar sobre qué significa la imagen del Crucificado, tan presente entre nosotros, si no vemos marcados en su rostro el sufrimiento, la soledad, la tortura y desolación de tantos hijos e hijas de Dios. Nos tiene que llevar a preguntarnos qué sentido tienen llevar una cruz sobre nuestro pecho si no sabemos cargar con la más pequeña cruz de tantas personas que sufren junto a nosotros. Meditar los misterios dolorosos nos tienen que llevar a reflexionar qué significan nuestros besos al Crucificado si no despiertan en nosotros el cariño, la acogida y el acercamiento a quienes viven crucificados. Mis queridos amigos, para adorar el misterio de todo un Dios en la cruz no basta celebrar una semana mayor al año. Porque es necesario, además, acercarnos a los crucificados semana tras semana.

 Pero nuestra contemplación de Jesús en la cruz puede llevarnos a otro dato. Y es que Jesús saca fuerzas para un último gesto, quizá el decisivo. Porque meditar y contemplar los misterios de dolor nos tiene que conducir a que Jesús en la cruz, hizo mucho más que preocuparse por el futuro material de su madre, María, dejando en manos del discípulo su cuidado. La importancia del momento, el juego de las frases bastarían para descubrirnos que estamos ante una realidad más honda. En el discípulo está representada la humanidad, a quien se le da una madre espiritual. Ese es el gran legado que Jesús concede desde la cruz a la humanidad. Esa es la gran tarea, que a la hora de la verdad, se encomienda a María: aceptar igual que lo había hecho hacía más o menos treinta años, cuando su era una entrega total en las manos de la voluntad de Dios. María recibe como hijos de su alma a los que le arrebatan a su primogénito.

En esta escena todos los esfuerzos de Jesús por formar una pequeña comunidad parecen haber fracasado. Y entonces, en el momento de mayor oscuridad, vemos a esta comunidad naciendo a los pies de la cruz. No es una comunidad cualquiera, es nuestra comunidad. Jesús no llama a María “madre”, le dice “mujer”. Esta mujer es la madre de todos aquellos que viven por la fe.

Propongo que a la hora de Rezar el Rosario contemplando los misterios dolorosos se medite la Letanía compuesta por D. Manuel Martín García:

… Santa María de las personas solas
Santa María del anciano sin recursos
Santa María de las mujeres maltratadas
Santa María de las personas sin trabajo
Santa María de la marginación
Santa María de la emigración
Santa María de los refugiados
Santa María de las pateras…


Recemos el rosario, meditemos los misterios dolorosos y junto con María, Señora de los misterios dolor, revivamos la muerte de Jesús poniéndonos al pie del árbol de la cruz. Que meditando estos misterios nos incorporemos a la pasión y muerte de Jesucristo, pero no solo de manera expectante o puramente contemplativa, sino de modo activo, sumergiéndonos en ese mar inmenso de amor y entrega por la salvación de toda la humanidad. 

Predicación Primer Día - Misterios Gozosos

Predicación Segundo Día - Misterios Luminosos

Predicación Cuarto Día - Misterios Gloriosos

Predicación Quinto Día - El Joven Rico

Predicación Cultos 2015 - Segundo día

Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

Jueves 8 de octubre: 
“LA VIRGEN MARÍA DE CANÁ”

Beato Ángelico, Bodas de Caná
Convento de San Marcos, Florencia

 Misterios de Luz


EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11. 
“En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. 
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
— No les queda vino. 
Jesús le contestó: 
— Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: 
— Haced lo que él diga. 
Había allí colocadas, seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. 
Jesús les dijo: 
— Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: 
— Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron. 
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), entonces llamó al novio y le dijo: 
— Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora. 
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él. “

Seguimos profundizando sobre el compendio del evangelio, es decir, sobre el Rosario. Y el Evangelio que hemos proclamado hoy nos remite a contemplar los Misterios de luz. Hay que reconocer, y tener en consideración, el gran aporte que ha supuesto al Rosario el incorporar estos misterios. Y es que se necesitaba desgranar las cuentas del Rosario contemplando a Jesús introduciéndose en el mundo, activando la fuerza de su palabra y toda la belleza que encierran sus actos.

Los misterios luminosos nos llevan al mismo rio Jordán. Y es que el bautismo de Jesús en manos del Bautista nos invita a contemplar otra muestra clarísima de cómo Dios se solidariza con la humanidad. De cómo Dios, en Jesús, su hijo amado, se solidariza con todo ser humano, lo comprende, lo acepta tal cual es; porque no olvidemos que Dios ni excluye ni selecciona; ni mira si eres esto o aquello; si eres de esta manera o de la otra. Dios mismo, que se ha hecho un ser humano más, vuelve a decirle a la humanidad, a toda mujer, a todo hombre, que nos comprende, que nos entiende; que nos quiere tal y como somos, con lo bueno y con lo malo, con nuestros errores y nuestros pecados... pero también con nuestros deseos de cambio, de mejora, de conversión y de vida.

Nuestra vida se forma a base de experiencias; todos y cada uno de nosotros tenemos recuerdos, fruto de experiencias, grabados a fuego en el corazón, momentos de una especial densidad, de unos rasgos precisos y preciosos, en los que vivimos, experimentamos y sentimos algo de una forma tan intensa, tan profunda y tan clara que quedan guardados en lo profundo de nosotros, en nuestras entrañas, es decir, en lo más íntimo. El Bautismo de Jesús, nos corroboran todos los evangelistas, fue uno de esos momentos para Jesús; a partir de este momento, todo lo que diga y haga será la manifestación continuada del Reino de Dios, es decir, del amor radical, ilimitado e incondicional por parte de Dios a la humanidad, pero sobre todo, es el amor social al prójimo.

Un amor que nos lleva hasta el episodio de Caná. Un episodio donde la tristeza por la falta de vino será transformada por el vino nuevo aportado por Jesús. Un vino que solo podrán saborear quienes hayan creído en el amor gratuito de Dios. Porque Jesús puede ser hoy fermento de nueva humanidad. Y es que su vida, su mensaje y su persona nos invitan a inventar formas nuevas de vida sana. Él puede inspirarnos a transformar los caminos y hacerlos más humanos. Porque meditando los misterios de luz podemos despertar ese gusto por una vida más humana en personas vacías de interioridad, pobres de amor y necesitadas de esperanza. Pero esto solo será posible si nos involucramos en la Predicación del Reino.

Los misterios de luz profundizan e invitan a meditar que el anuncio del Reino es predicar que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Porque todos nosotros estamos llamados no solo a seguir a Jesús, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Rezar el rosario y meditar con los misterios luminosos es una llamada a vivir ayudando a descubrir que la bondad y la benevolencia existen de verdad, y que la vida, a pesar de todo, puede ser buena. Tenemos que volver a Jesús y aprender de él su empeño de hacer la vida más humana, su amistad abierta a todos, su cercanía a los más olvidados, su infinita compasión…porque cuando se predica la Buena Noticia del Reino se percibe un cierto éxito, ya que son muchos los que quieren ser liberados de sus angustias y soledades. Quienes rezamos y meditamos los misterios de luz tenemos que confiar, un poco más, en la fuerza del Evangelio. Porque esa confianza puede llevarnos a transfigurarnos.

Sí, el mensaje del Evangelio nos trasmite una invitación escandalosa para los oídos de nuestro tiempo; y es que no todo se reduce a la razón. Los misterios luminosos nos remiten a que el ser humano tiene que aprender a vivir ante el Misterio. Y que ese Misterio tiene un nombre: Dios, nuestro Padre, que nos acoge y nos llama a vivir como hermanos. Meditar los misterios luminosos nos tiene que llevar a reaccionar y vivir con un corazón más atento a la verdad última de la vida. Detenernos para escuchar las necesidades más profundas de nuestro ser y sintonizar con nuestro propio yo. Cuando meditemos los misterios de luz escuchemos la invitación que llega desde el monte Tabor: Este es mi Hijo, el escogido; escuchadlo. Si la acogemos podremos descubrir un estilo de vida que puede transfigurar nuestra existencia.

Pero el colofón de meditar los misterios de luz, es la Eucaristía. Meditar estos misterios nos tiene que llevar a profundizar que la eucaristía no es un ritual mágico, ni un medicamento. Que la Eucaristía no tiene en nosotros el poder del conjuro ni el de la química. Porque la eucaristía nos trae vida nueva, la vida del resucitado, cuando respondemos al don, a la gracia, al inmenso regalo de amor que significa para nosotros. Tenemos que llegar a profundizar que la eucaristía es sumamente eficaz en nosotros cuando leemos en ella la vida de Jesús de Nazaret, cuando le imitamos o le seguimos a él. Una vida de comunión con Dios y con los hermanos, de existencia para los demás, de anuncio del Reinado de Dios; una vida de fraternidad, una vida enamorada. La eucaristía se convierte en vida para nosotros cuando vivimos conforme a lo que se nos regala en ella, cuando decidimos seguir a Jesús juntos, como hermanos, cuando intentamos hacer cada vez más presente entre los humanos el Reinado de paz, de justicia, de amor. La eucaristía es sumamente eficaz en nosotros cuando amamos como él nos amó.

Ojalá que rezando, meditando y contemplando los misterios luminosos del santo rosario lleguemos a comprender aquello que Santo Tomás de Aquino escribió, en el famoso himno Pange lingua. Aquello que dice que aunque los sentidos no alcancen, aunque la razón no comprenda del todo, basta, para afirmar la presencia del resucitado en el pan y el vino, si hay un corazón sincero, la sola fe. Fe que no es creer proposiciones, dogmas o teologías. Fe que es vida nueva, vida por el amor y en el amor.


Recemos el rosario y meditemos los misterios de Luz; y junto con María, la Señora de los misterios luminosos, contemplemos los hechos y escuchemos al Maestro en los misterios de su vida pública ya que Él, al ser Camino, Verdad y Vida, revela la verdad de todos y cada uno de nosotros, en definitiva, revela la verdad de toda la humanidad. 

Predicación Primer Día - Misterios Gozosos

Predicación Tercer Día - Misterios Dolorosos

Predicación Cuarto Día - Misterios Gloriosos

Predicación Quinto Día - El Joven Rico

Predicación Cultos 2015 - Primer día

Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

Miércoles 7 de octubre: 

“MARÍA EN LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR”

Beato Ángelico - Anunciación
Convento de San Marcos - Florencia

Misterios de Gozo

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

"A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
— «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
— «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
— «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
— «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo, que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
— «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel."

Celebramos hoy, con toda solemnidad, la fiesta de la Virgen María en su Advocación del Santo Rosario. Hablar del Rosario es hablar de una oración contemplativa y sensible; hablar del Rosario es hablar de una oración intensa y gesticulante; hablar del Rosario es hablar de una oración emocionada y afectiva. Pero hablar del Rosario principalmente es, y desde aquí quiero enfocar la predicación de estos cultos, es hablar, y seguramente lo habrán escuchado muchas veces, sobre el compendio de todo el Evangelio.

Sí, mis queridos amigos, las entrañas mismas del Rosario, meditar con el rezo del Santo Rosario es, ni más ni menos, meditar los misterios de la vida de Jesucristo. Y es que el valor del rezo del Rosario consiste en contemplar y fijar nuestra concentración en el misterio de la redención; en el misterio de nuestra fe, cuyo punto de partida es el gozo de la Encarnación que da paso a la luz del mensaje del Reino, pasando por el dolor en la cruz que nos lleva al punto de la gloria, es decir, a la felicidad que trae la Resurrección. Durante estos días vamos a intentar adentrarnos en las entrañas del Rosario; vamos a desgranar sus cuentas y descubrir la grandeza que encierra.

Si nos detenemos en el evangelio que hemos proclamado hoy, nos podemos percatar que nos remite e invita a meditar los Misterios de Gozo. Estos misterios nos llevan a contemplar un centro de la realidad: la carne, la vida corporal, las relaciones. Sencillo y necesario; particular y grande. Misterioso proceso de la vida, con la vocación, la concepción y el nacimiento de un Niño.

Los misterios de gozo nos muestran que María, sí, ella, la colmada de gracia, está ante el misterio de Dios envuelta por su Espíritu, para que su maternidad sea estimada como lo más bello, como lo más tierno, como lo más hermoso para toda la humanidad. Y es que contemplamos a Dios encarnado, que es lo mismo que hablar de lo divino, aunque cubierto de polvo, de tierra, de barro… la primera palabra que María escuchó fue ¡¡alégrate!! Y es que los misterios de gozo nos remiten a esa compañía que Dios mismo nos hace. A ti y a mí; a todos, sin seleccionar. Porque la encarnación de Jesucristo no es fruto del amor de unos esposos que se quieren mutuamente. Lo que encierran estos misterios del rosario es que nuestro Dios, ese en el que creemos, se encarna fruto de su cariño hacia la humanidad entera. Porque el niño de Belén no es un regalo que nos hacen María y José, se trata del regalo que nos hace Dios mismo.

Esta contemplación gozosa nos introduce en cómo María, en una familiar visita, proclama la predicación de su Hijo, es decir, el plan de Dios que deberá transformar las estructuras de este mundo. María y su prima Isabel se encuentran, pero no se trata de una simple visita. Y es que ese hecho nos quiere trasmitir cómo Dios se muestra en nuestra historia y por medio de quién, o de quiénes se quiere dar a conocer. Es evidente que se trata de un encuentro conmovedor en el que dos mujeres embarazadas, conversan sobre lo que les ocurre; sobre lo que sienten en lo más íntimo de sus entrañas. Pero no olvidemos el dato más importante: en esta visita que meditamos en el segundo misterio de gozo, contemplamos que se encuentran dos mujeres pero, laten, y de qué forma, cuatro corazones.

Y la Palabra se acurrucó en un pesebre. Rezar el Rosario y contemplar los misterios de gozo, nos llevará a meditar cómo a María le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo, y lo acostó en un pesebre. Esta meditación gozosa es percatarnos de que a nuestro Dios no tenemos que buscarlo en lo admirable y maravilloso; sino en lo ordinario, en lo cotidiano. Y es que no se nos puede olvidar que el sitio donde nació el Niño de Belén, olía a establo. Cuando meditemos los misterios gozosos seamos conscientes de que Dios mismo ha querido sufrir en nuestra propia carne nuestros interrogantes, sufrimientos e impotencias. Meditemos que Dios no da explicaciones sobre el sufrimiento, sino que sufre con nosotros. Que Dios no responde al porqué de tanta humillación, sino que él mismo se humilla. Que no responde con palabras al misterio de nuestra existencia, sino que nace para vivir él mismo nuestra apasionante aventura humana. Una aventura que hará que a su madre, María, le atraviese el alma una espada, en palabras del anciano Simeón. Porque no podemos dejar de meditar que el niño de Belén, el Mesías, al que con el hecho de presentar en el Templo mostraban una vida de fidelidad a Dios, será rechazado y condenado por los sacerdotes de dicho Templo. Sí, ese Templo en el que un aparente travieso Jesús se ‘pierde’ para contar a los doctores de la Ley y a sus padres que, aunque sea adolescente, no pide permiso porque recibe órdenes directas de su Padre. Ellos no comprenderán nada de lo que Jesús dice; y María, la Señora de los misterios gozosos, solo podrá guardar todo esto en sus entrañas.

Miren, rezar el rosario muestra un gozo que llega al mundo con el ángel, respondiendo a un proyecto de Dios que hace que florezcan relaciones cordiales. Un proyecto proclamado en el Magníficat que aporta lucidez ante los desórdenes sociales de nuestro mundo y que estalla en cantos de ángeles ante aquello que ocurrió en un establo.


Recemos el rosario y meditemos los misterios de gozo ya que contienen las grandes imágenes de salud que nuestro mundo necesita para los cuidados elementales de la vida. Meditemos los misterios de gozo porque en ellos se contempla el origen de la vida personal y el primer planteamiento radical, es decir, que la vida… la vida viene de Dios. Que meditando los misterios de gozo resuene en nuestro interior el hágase en mí de María, para que con ello surja en nosotros lo simple, pero también lo absoluto. 

Predicación Segundo Día - Misterios Luminosos

Predicación Tercer Día - Misterios Dolorosos

Predicación Cuarto Día - Misterios Gloriosos

Predicación Quinto Día - El Joven Rico

Misterios Gloriosos para el Jubileo de la Orden de Predicadores

Los Misterios Gloriosos para el Jubileo de la Orden de Predicadores

"Enviados a predicar el Evangelio"

Estas meditaciones para el Jubileo de la Orden de Predicadores se pusieron en línea para ayudar a los que quieren rezar el Rosario. Se han redactado deliberadamente de una manera integral y se pueden adaptar fácilmente según las circunstancias.
Para cada misterio, se propone una cita bíblica, dos citas dominicanas y una intención. Cada uno puede elegir lo que conviene a fin de poder elaborar un momento de oración fructuoso para todos.

Beato Ángelico, Resurrección de Cristo
Primer Misterio:
La Resurrección

Jesús dijo a María: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?"” (Jn 20,15)

"Oh Resurrección, oh dulce Pastor, oh humilde Cordero, Tú eres el jardinero que, después de haber abierto las puertas del jardín celestial, es decir, del Paraíso, ofreces las flores y los frutos de la Deidad eterna. Y ahora sé con seguridad que Tú has dicho la verdad cuando, bajo la apariencia de un viajero apareciéndote a dos de tus discípulos, les dijiste que era necesario que el Cristo padeciera, por medio de la Cruz entrara en su gloria... ¿Y cuál era tu gloria, oh dulce y amoroso Verbo? Eras Tú mismo y para que entrases en Ti mismo fue necesario que sufrieses." (Santa Catalina de Siena, 1347 - 1380)

"No hay nada que buscar, María: Has encontrado al que no perderás ya nunca. No le verás más en la cruz en las manos de la muerte. No irás más a su tumba para embalsamarlo con los perfumes de la caridad. No pedirás a nadie más que a él ni en la tierra ni en el cielo; porque él es tu alma y tu alma es él. Separada por un tiempo, has alcanzado el lugar donde no hay nada ya que impida la unión y la unidad". (Padre Enrique Lacordaire, 1802 - 1861).

Nuestra Señora del Rosario, enséñanos a dar gracias por esta nueva vida que se nos da a través de la resurrección de Cristo.


Segundo Misterio:
La Ascensión

"La Escritura dice: Subió a lo alto, llevó a los cautivos, dio dones a los hombres." (Ef 4,8)
"El misterio de la Ascensión (...) nos introduce con el Señor en el reino del Padre y nos cierra caminos puramente terrestres. Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba. Pero esta elevación de nosotros mismos, esta subida se hace siguiendo a Cristo, es el poder de la resurrección el que nos lleva y nos eleva, como el amor que Jesús tenía por el Padre le elevó en el camino de su Pasión. En efecto, nosotros no podemos unirnos a Cristo sino por los caminos que tomó él mismo: abyección, pobreza, desprecio, porque él mismo es el camino, no otro." (Juan Tauler, 1300-1361)

"Él, el Poderoso de los poderosos, sometió al demonio cautivo, y ascendió al cielo con su fuerza. Allí, en el resplandor, en la sublimidad de su gloria, él disfruta con el Padre de todos los bienes celestiales. Rey de la vida eterna, nos hizo sus coherederos, sus copartícipes en la contemplación que satisface todos los deseos de los ángeles; él es de tal belleza que todas las criaturas no pueden dejar de admirar, cuyas palabras tienen un encanto incomparable. Él será nuestra recompensa. "(Bta. Colomba de Rieti, 1467-1501).

Nuestra Señora del Rosario, enséñanos a desear siempre el Cielo.


Tercer Misterio:
Pentecostés

"Se llenaron del Espíritu Santo y comenzaron a celebrar la grandeza de Dios." (Hechos 2,4).

"¡Qué la gracia del Espíritu Santo esté presente en nosotros! Espíritu Santo, tú que inspiraste a los profetas para que anunciaran de antemano las maravillas del Mesías. Tú que purificaste a los Apóstoles para que llevaran al mundo entero el mensaje de Cristo. Tu soplo ha dado a los hombres el ser espiritual. Tú reúnes en la unidad las lenguas y costumbres divididas; Tú has enseñado con tu toque divino a los santos de todos los siglos. Tú has recompensado hoy a los Apóstoles de Cristo con dones extraordinarios y desconocidos de edad en edad. Tú has hecho glorioso este día de Pentecostés. Amén, ¡aleluya!” (Beato Humberto de Romans, 1194 - 1277)

"El precioso e incomparable tesoro que lamentablemente perdió una vez en el paraíso, por el pecado, nos ha sido devuelto. El tesoro que perdimos por la desobediencia, quiero decir el Espíritu Santo, ni los sentidos, ni el corazón, ninguna inteligencia comprende las riquezas, el amor, la plenitud, sí, el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Él descendió sobre los apóstoles. Se ha dado en abundancia, con exceso. Ha inundado a todos interna y externamente, de su gracia." (Juan Tauler, 1300-1361)

Nuestra Señora del Rosario, enséñanos a ser dóciles al soplo del Espíritu.


Cuarto Misterio:
Beato Ángelico, Transito y Ascensión de la Virgen
La Asunción

"El Poderoso ha hecho obras grandes por mí, desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada." (Lc 1,48-49)

"Si Nuestra Señora se encuentra con su cuerpo en la gloria del cielo es que desde su vida terrena, y a pesar de sus gracias excepcionales, no estuvo atada a ningún bien, espiritual o corporal, interior o exterior... Por esta profunda pobreza interior, nosotros participamos un poco de la pureza de María, ella no puso ningún obstáculo a la gracia que la elevó hasta Dios. La Asunción comienza, como la Resurrección, en nuestra vida cotidiana aquí abajo." (Juan Tauler, 1300-1361)

"Esta reina celestial y gloriosa que, antes en el mundo, no parecía ser más que un poco de tierra, hoy se eleva por encima de todos los mundos, así como enseña la Iglesia entre nosotros. El que la estableció reina de los Serafines y que fue llevado en su vientre con una verdadera carne humana, desciende a través de las regiones del cielo para honrarla y darle la corona. ¡Qué triunfo en las profundidades del cielo, entre los bienaventurados espíritus, con motivo de su asunción maravillosa!" (Fr. Jerónimo Savonarola, 1452 -1498)

Nuestra Señora del Rosario, enséñanos a ir siempre a Cristo a través de ti.Ad Jesum per Mariam.


Quinto Misterio:
La coronación de María
Beato Ángelico, coronación de la Virgen

"Una señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas." (Ap 12,1)

"Mis hijas [son las monjas del Convento de Santa Inés] están vestidas ricamente... Ellas serán llevadas y presentadas al Señor, el Rey, después de la REINA, la Virgen María, su Madre incomparable, pues ella es su única paloma, su amada, toda hermosa, pura y sin mancha... Está llena de caridad y de amor, llena de gracia, bendita entre las mujeres, y con ella está el Señor. Las esposas de Cristo serán llevadas a su lado en el Templo del Rey no hecho de manos humanas, donde el Esposo se regocijará con la Esposa... Entraréis en Sión cantando himnos, la cabeza adornada con una alegría eterna, es decir, con una corona inmortal." (Bto. Jordán de Sajonia, 1185-1237)

"Mira la dulce Reina del Rey celestial, tan querida para tu corazón, que se inclina con ternura en su Amado, rodeada de rosas en flor y de lirios de los valles. Mira su exquisita belleza que llena de alegría a todo el ejército celestial. ¡Ah! Ahora te dirige una mirada que hará las delicias de tu corazón y de tu mente! Mira la Madre de la misericordia, que poco a poco volvió sus ojos, sus ojos suaves y misericordiosos hacia ti y hacia todos los pecadores, para protegeros con su poder y reconciliaros con su hijo amado." (Bto. Enrique Susón, 1295-1366).

  
Nuestra Señora del Rosario, enséñanos a amar más y mejor, que seamos dignos hijos e hijas de nuestro Padre Santo Domingo.


Misterios Gozosos,